sábado, 27 de noviembre de 2010

Asfixia


No voy a hablaros de la sensación que siento normalmente debido a mi enfermedad crónica que la mayoría de la gente padece, si no de la angustia que me producen últimamente las personas. Uno de mis propósitos de este año es conocer a la gente que me rodea en mi día a día: mis compañeros. Creo que lo estoy consiguiendo pero no se si me arrepentiré de ello. Con esto quiero decir que ciertas personas, cuando te conocen sienten curiosidad por ti, lo cual veo normal, porque a mí también me pasa. Sin embargo, cuando esa curiosidad se transforma en una excesiva atención, comienzo a sentirme agobiada, lo que deriva a irritación y desazón. ¿Os ha pasado alguna vez? Justamente en la semana en la que un país ataca al vecino, se viven momentos de tensión al borde de una guerra esperada(¿podríamos llamar guerra fría?) en donde todas las noticias son desastres mostrándonos cómo el mundo se viene abajo, siento esa presión, del mundo que me rodea, donde procuraré buscar refugio en algún lugar.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Las horas


Tengo la sensación de que puedo hacer algo "grande". Esa sensación viene a raíz de un trabajo que nos mandaron hacer en la carrera: explicar y exponer un texto en inglés. Parece simple. ¿Por qué entonces podré hacer algo "grande" con un trabajo rutinario? La respuesta aún no la he encontrado pero el tema que he escogido tiene que ver con Virginia Woolf. Hace tiempo ya del descubrimiento que para mí fue esta escritora, pero no mucho del atrevimiento de leer algún libro suyo. Una vez hube leído el ensayo Un cuarto propio, supe que mi curiosidad hacia el mundo de Woolf tenía sentido. Sin embargo, no se ha saciado esa curiosidad, si no que va en aumento. Con motivo del trabajo, recordé la película que vi años atrás en dónde aparecía Virginia bajo el rostro de Nicole Kidman: Las horas. He de confesar que el recuerdo, vago, que tenía de la película era muy amargo. No me gustaba. Pero quedaría vistoso en el trabajo, entonces volví a verla. Me sorprendí a mí misma cuando tímidas lágrimas caían por mis mejillas mientras se acercaba el desenlace del filme. Me he emocionado al verla de nuevo, quizás, por haberla entendido. Esta mañana he madrugado para acercarme a la biblioteca más cercana, tan sólo para coger prestado el libro La señora Dalloway, primera novela de Woolf. Estoy ansiosa por empezarlo. Retomando lo anterior, siento que puedo hacer algo diferente con este trabajo, ya que es poco común y, no es por presumir, creo que tiene cierta madurez. Creo que va a ser digno de la carrera que estoy estudiando, sin duda, muy apropiado. Siento pecar de presuntuosa, sólo necesitaba expresar ese torbellino que tengo dentro.