jueves, 29 de diciembre de 2011

Miedo


No he podido dormir esta noche. Una especie de miedo se apoderó de mí hasta el amanecer. Lo peor es que continúa acechándome mientras escribo estas palabras. Se apoya sobre mi espalda, cargando todo el peso sobre mí, haciéndose notar. Tanto es así que me asfixia. Respiro hondo, pero ese miedo se queda anclado en mis pulmones y respiro con dificultad. No puedo librarme de él, intento estar tranquila pero noto como empiezo a desesperarme. Intento pensar y hacer algo, pero no puedo hacer nada. Todo lo que haga será en vano. Solo me queda esperar, esperar a que pueda convivir con él y así se transforme en parte de mí. Muchos pensarán que debería afrontarlo, pero cuando no es cosa de uno solo, es imposible hacerlo. El propio miedo no te deja. Paralizada, esperaré a que el tiempo sea el que decida el resultado de todo esto. De lo que si me he dado cuenta es de que este miedo era el que llevaba años intentando que no me alcanzase, gracias a los muros que había construido con esfuerzo. Ahora no hay resto de esos muros, no hay nada. Nada ni nadie.